Un Lugar es el nombre del muy recomendable libro de fotos de Raúl García Pereira (”El Avión”) que acaba de aparecer, tras años de chamba y búsqueda de los medios para lanzarlo, a través de Borrador Editores. Este libro de imágenes en blanco y negro es un testimonio único sobre el rock peruano pero no es, como lo dice el autor mismo, un libro que busque retratar a toda la escena peruana de rock, ni un libro específicamente sobre bandas. Más bien, “es un libro sobre bandas que me gustan tocando en sitios que me gustan”.
Este no es un libro de bandas posando para el lente, cuidadosamente arregladas, ni de bandas tocando correctamente en lugares bonitos y “fashion” pero donde la gente se queda sentada esperando a que el mozo les traiga el whisky etiqueta negra. No. En eso, el criterio del Avión me pareció muy familiar y acertado como músico: hay lugares con buen sonido, gente linda y cobertura mediática pero que tienen cero “onda”, cero facilidad para crear las condiciones para esos rituales paganos inolvidables que se dan entre bulla, sudor, humo y cerveza.
Es más bien en lugares poco glamorosos y mal equipados, con esas bandas y públicos dispuestos a entrar en trance con la música, que nacen las escenas de rock que valieron la pena y se recuerdan en el mundo, desde los Beatles en la Caverna hasta Ramones en el CBGB o los Stooges en algún antro de Detroit, entre tantos más. Buenos equipos de música y buenos baños son preferibles, pero no indispensables. Buenas bandas y buen público, sí lo son.
Felizmente, este documento no es sobre un pasado lejano y perdido. Esta escena sigue viva, aunque a veces respira con dificultades, y cada fin de semana la puedes encontrar si te aventuras un poco. Gracias al libro del Avión, quizás más personas con sana curiosidad se aventuren a los antros donde se hace rock de verdad antes que “tributos” insípidos o desfiles de moda con instrumentos en mano…
Extracto tomado de: http://guitarrazos.blog.terra.com.pe/2011/10/29/la-sucia-magia-del-rock-peruano-en-blanco-y-negro/
Este no es un libro de bandas posando para el lente, cuidadosamente arregladas, ni de bandas tocando correctamente en lugares bonitos y “fashion” pero donde la gente se queda sentada esperando a que el mozo les traiga el whisky etiqueta negra. No. En eso, el criterio del Avión me pareció muy familiar y acertado como músico: hay lugares con buen sonido, gente linda y cobertura mediática pero que tienen cero “onda”, cero facilidad para crear las condiciones para esos rituales paganos inolvidables que se dan entre bulla, sudor, humo y cerveza.
Es más bien en lugares poco glamorosos y mal equipados, con esas bandas y públicos dispuestos a entrar en trance con la música, que nacen las escenas de rock que valieron la pena y se recuerdan en el mundo, desde los Beatles en la Caverna hasta Ramones en el CBGB o los Stooges en algún antro de Detroit, entre tantos más. Buenos equipos de música y buenos baños son preferibles, pero no indispensables. Buenas bandas y buen público, sí lo son.
Felizmente, este documento no es sobre un pasado lejano y perdido. Esta escena sigue viva, aunque a veces respira con dificultades, y cada fin de semana la puedes encontrar si te aventuras un poco. Gracias al libro del Avión, quizás más personas con sana curiosidad se aventuren a los antros donde se hace rock de verdad antes que “tributos” insípidos o desfiles de moda con instrumentos en mano…
Extracto tomado de: http://guitarrazos.blog.terra.com.pe/2011/10/29/la-sucia-magia-del-rock-peruano-en-blanco-y-negro/