¿Qué se puede decir de él? Esta pequeña crónica, tratará de explicar, en palabras, lo que él nos contó con imágenes: toda una vida. A mí y a él, nos unía, hasta el día que falleció, una misma pasión, una misma profesión, la fotografía. Nunca fuimos amigos del alma. Solo colegas. Conocidos lejanos. Simples cómplices en el retrato de un gol. De una celebración. De algún aburrido entrenamiento. No lo conocí por él. Lo conocí, como se conocen a los mejores, por lo que la gente, los colegas, hablaban de él. En el estadio. En alguna marcha de la CGTP. En el congreso. En algún viejo bar del centro de Lima. Y es que solo era necesario escuchar con qué pleitesía todos se referían sobre él y su trabajo, para entender lo bueno que era con esa vieja cámara Nikon.
Texto completo de Luis Iparraguirre en Crónicas de Pollada (Marzo del 2008.)
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