
Fernando La Rosa puede reclamar para sí un lugar fundacional en la fotografía peruana contemporánea, pero su sencillez lo lleva a pasar de largo de ese tipo de honores. Eso no quita, sin embargo, que fuera él quien sostuvo a punta de esfuerzo la galería Secuencia --la primera dedicada exclusivamente a la fotografía en Lima-- en los años setenta. Tampoco que fuera él uno de los que consiguió ponerse en contacto con lo más importante de la fotografía estadounidense de la época (Minor White, Aaron Siskind y Harry Callahan), lo que, a su vez, significó poner al país entero en contacto con esa fotografía, porque en Secuencia Fernando organizaba muestras, vendía fotos, hacía las cuentas, convocaba a conversatorios, daba talleres casi se podría parafrasear a Valdelomar y decir que, en la época, el Perú era --fotográficamente hablando-- Lima y Lima era la fotogalería Secuencia, y la galería era La Rosa... Nota Completa aquí

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