domingo, 31 de julio de 2011

Aproximaciones a Martín Chambi

APROXIMACIONES A MARTÍN CHAMBI
"El Poeta de la Luz"

ESCRIBE: JOSÉ VADILLO VILA
FOTOS: ALBERTO ORBEGOSO / AGENCIA ANDINA
                ARCHIVO FOTOGRÁFICO MARTÍN CHAMBI


Este año, Martín Chambi, ese puneño que le dio la imagen al Cusco del siglo XX, cumpliría 120 años. En el archivo que lleva su nombre, se iniciará la digitalización total de su trabajo. El número 231 de la calle Marqués –extraña numeración para una peatonal de una cuadra, a metros de la plaza de Armas de Cusco–, es una casa excepcional. No es una vivienda colonial ni tiene paredes incas, como muchas en la capital imperial. Es una simple vivienda de inicios del siglo pasado, de dos pisos y un atelier. Un letrero acuñado en una pared amarilla recuerda que en este inmueble, donde hoy funcionan un hostal y una casa de artículos deportivos, se ubicaba el estudio taller de Martín Chambi Jiménez (1891-1973).


Teo Allain Chambi, nieto de este "Poeta de la Luz", nos recibe en otro lado de la ciudad, en el distrito de Wanchaq. La casa queda cerca de la avenida de Los Incas, donde se eleva la ciudad universitaria de la San Antonio Abad del Cusco. La fachada es tan sencilla que pasa desapercibida junto a tantos negocios. Adentro nos aguarda gran parte del legado de Chambi: alrededor de 30 mil imágenes que este maestro de la fotografía peruana trabajó entre 1925 y 1970. Ese año, Martín Chambi colgó los lentes obligado por una enfermedad que tres años después se lo llevaría a conocer las sombras eternas.


Los muebles de la sala, cusqueños y antiguos. Son los que usó el propio Chambi en su taller fotográfico, en el estudio taller que rentaba en la calle Marqués. En las paredes hay reproducciones de imágenes clásicas del fotógrafo: Su autorretrato, de 1923; un perfil a contraluz de un pastor y su llama en las alturas (1930); la imagen de una boda del prefecto del Cusco (1930) y una suya, de las que han dado la vuelta al mundo: Víctor Mendívil junto al gigante de Paruro (1929). Víctor Mendívil era el ayudante de Chambi.


Teo nos pasa los datos de las últimas investigaciones que se manejan: Juan de la Cruz Sihuana, alias "El Gigante", era un indígena de dos metros y 10 centímetros de altura. Pero no era de Paruro, como se cree, sino de Llusco, distrito de la provincia de Chumbivilcas, dicen las pesquisas hechas por el fotógrafo Herman Schwarz, quien dio con la fotografía y una nota publicadas en 1925, en el diario La Crónica. Si Teo Allain nos ha recibido en este espacio, que es casi sagrado, es por la relación estrecha de su abuelo con Variedades. Chambi fue colaborador habitual de La Crónica y Variedades, entre 1920 y 1930. El nieto del más célebre fotógrafo indígena no sabe por qué Chambi no volvió a publicar en estos medios luego.


Chambi tuvo seis hijos, dos varones y cuatro mujeres. A eso se le sumó una descendencia de 18 nietos. De ellos, tres siguen su herencia fotográfica: Teo Allain Chambi (61), el mayor de todos, a cargo del Archivo Martín Chambi, en el Cusco, y Peruska y Óscar Chambi, fotógrafos y profesores de la imagen. Cuando estaba en su lecho de muerte, le dijo a Meri, quien le había seguido los pasos: "Hija, no te dejo riquezas, pero te dejo una gran mina que tienes que saber explotar". La frase ha quedado en el imaginario familiar.


 Desde 1988, Teo dirige el famoso archivo. Nos lleva por un pasillo donde hay más reproducciones de los trabajos de su abuelo. Distintos momentos de Cusco y sus habitantes. Entre las joyas no están solo las fotografías, de rollos y placas de vidrio. Se guardan los fólderes con los recortes de las diversas exposiciones que tuvo en vida desde que en 1925 se fue a exponer a Bolivia (dos años después recién lo haría en Lima); hay un par de pequeños cuadernos de cuero donde están los apuntes, dibujos y caricaturas que le dejaban diversas personalidades con las que se codeaba este admirado bardo de la cámara fotográfica.

También el vidrio que Chambi utilizó en su atelier, en el tercer piso del estudio taller de la calle Marqués, para, junto a diversas cortinas, dar efectos de su luz en su estudio. Mejores que los tachos de luz, ese uso calibrado, con ojo experto, del sol serrano. Nos encontramos cara a cara con Chambi. Teo se pone los guantes y extrae de unos archivadores especiales, pintados ex profeso para evitar la corrosión del tiempo, placas de vidrio envueltas en papel libre de ácido; las placas que salían de sus cámaras de 18 x 24, de 13 x 18, de 10 x 15. Teo Allain Chambi nos dice que este archivo no se podría haber mantenido en igual forma si estaba en Lima. El clima seco ayuda bastante a la preservación de las placas. Hay también algunos rollos fotográficos, a los que Chambi fue introducido en la década de 1960. El nieto, que lleva 23 años administrando el legado fotográfico heredado, prende una mesa de luz y va "positivando" las imágenes. Vienen los distintos personajes cusqueños del siglo XX. Están retratados los más ilustres del Cusco (hacendados, políticos, intelectuales). Chambi también hacía postales, me dice, de Machu Picchu –que visitó innumerables veces desde 1925– y otros lugares que con el tiempo se harían célebres entre los turistas. El pago de estos por los servicios permitían al "Poeta de la Luz" financiar sus otros proyectos: fotografiar a los otros cusqueños, a aquellos, Chambi pasó a retratarlos en rollos fotográficos en la década de 1960.


Además, fue fotoperiodista, decíamos. Es célebre la cobertura que hizo sobre la llegada de Alejandro Velasco Astete, de Lima al Cusco, en su biplano, el 31 de agosto de 1925. Están las imágenes del piloto recorriendo la ciudad con un traje que lo hacía parecer un mariscal, siempre rodeado de un gran séquito. Hasta que un mes más tarde volvía su cadáver abatido desde Puno, y Chambi retrató los funerales de Velasco Astete, que tuvieron la pomposidad de la muerte de un obispo.

Hay una imagen que muestra una escena cotidiana en la vida de Chambi. Está el fotógrafo acomodando las luces junto a su ayudante de turno. A su lado, en una fila pegada al gran vidrio que le servía para darle la luz adecuada a sus retratos, tres de sus hijas trabajan retocando las fotografías con lápices. Sí, Chambi amaba los autorretratos. Es famoso, también, aquel donde él está viendo una placa de vidrio donde se reproduce a sí mismo. Tiene varios con su familia. Con los autorretratos, también desafiaba a la escasa técnica de entonces, apelando a su creatividad.

Llegamos al archivo cuando se vivían en el Cusco las celebraciones por el centenario del descubrimiento para el mundo de Machu Picchu; cuando en el palacio del inca Túpac Yupanqui –hoy sede de un banco– se exhibe la muestra Martín Chambi, Machu Picchu. Fotografías 1925-1952.

Teo se recuerda a los cinco años de edad acompañando a su abuelo a la ciudad sagrada de los incas. "Martín era muy querendón, pero a la hora de trabajar en su estudio, bastaba con una mirada para hacernos saber que nos quedásemos quietos, sin hacer nada. Luego, cuando el cliente se iba, volvía a ser cariñoso, condescendiente". El "Poeta de la Luz" y su gran prole vivían en la misma calle Marqués, en el número 259, donde también compartieron casa con la familia de otro ilustre cusqueñista que vino de fuera: el moqueguano Luis E. Valcárcel (Chambi, reconocía Valcárcel, era muy acucioso en su trabajo. Valcárcel trabajó con Chambi; también con el trotamundos y fotógrafo francés Pierre Verger).


Martín Chambi había nacido en el pueblo puneño de Coaza. Era un niño cuando se maravilló viendo a dos ingleses manipular la primera cámara de fotografía. Ahí su vida cambió. A los 14 años, ya trabajaba en Arequipa como ayudante de fotografía y, luego, ya casado, se trasladó al Cusco, donde su nombre se haría leyenda y sinónimo de calidad, creatividad y profesionalismo en la fotografía. Ya lo escribió Mario Vargas Llosa: "Un día, Chambi será reconocido como uno de los más coherentes y profundos creadores que la fotografía haya dado a este siglo". Esperamos ese día, aun a 120 años de su nacimiento. A veces, el reconocimiento es una fotografía borrosa. Esperemos que no sea el caso.


LOS SUEÑOS DE LOS CHAMBI
Los Chambi tienen varios sueños para el archivo que lleva el nombre del patriarca, don Martín. Y lo están logrando. El primero fue contar con una casa adecuada donde se resguardaran las imágenes, vidrios y negativos hechas por Chambi. Este 5 de noviembre, Chambi cumpliría 120 años. Por este motivo, Serpost presentará un sello y matasellos conmemorativo, especial para coleccionistas. Además, en breve se iniciará la digitalización completa del archivo, a 300 dpi. Se calcula que todo el proceso les tomará alrededor de 24 meses.

El otro gran sueño es contar con un museo. La idea de la familia es que sea la casa donde por tantos años funcionó el taller del fotógrafo. Si bien hay conversaciones con la municipalidad del Cusco, el gran problema es el sobreprecio que le han dado los dueños del inmueble al enterarse del interés: un millón de nuevos soles.



Suplemento Variedades Julio 2011 Edicion 234

2 comentarios:

Rafo León dijo...

Algunas fotos del estudio actual son parte de la entrevista del programa tiempo de viaje

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.