El mundo que nos rodea demanda un instinto de observación agudo, donde encontramos nuestras motivaciones: estar frente a un mundo a la deriva de imágenes que nos confrontan e interpelan.
Buscamos imágenes que inicien la ruptura con la realidad, esa leve frontera en que la ficción se confunde con lo real. Siempre hay algo que perseguir.
Nos interesa la condición humana, sus estados anímicos, su relación con el entorno, su eterno duelo con lo efímero.
Existe la voluntad de nunca permanecer indiferentes, un estado de vigilia permanente a estos hechos omnipresentes que usualmente se dejan pasar.
Debemos ver entonces libremente estas imágenes, porque aquello que omiten (la ilusión de una realidad inocente y neutral) es mucho más terrible de lo que enseñan.
3 comentarios:
oscuridad, vacío, vicio, confusión, depresión, dependencia y demás miserias reales...
El mundo que nos rodea demanda un instinto de observación agudo, donde encontramos nuestras motivaciones: estar frente a un mundo a la deriva de imágenes que nos confrontan e interpelan.
Buscamos imágenes que inicien la ruptura con la realidad, esa leve frontera en que la ficción se confunde con lo real. Siempre hay algo que perseguir.
Nos interesa la condición humana, sus estados anímicos, su relación con el entorno, su eterno duelo con lo efímero.
Existe la voluntad de nunca permanecer indiferentes, un estado de vigilia permanente a estos hechos omnipresentes que usualmente se dejan pasar.
Debemos ver entonces libremente estas imágenes, porque aquello que omiten (la ilusión de una realidad inocente y neutral) es mucho más terrible de lo que enseñan.
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