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Jueves 31 de enero / Sucre 101 / Barranco / Lima
Cartagena de Indias.- Enrique Vila-Matas se interpone entre dos botones de un hotel parisiense. Mempo y Natalia Giardinelli se muestran desnudos en la cama. El editor Jorge Herralde (Anagrama) aparece cubierto de libros. Fernando Vallejo tiende ropa en su terraza. Carlos Monsiváis se sienta solo, en una silla de plástico, a la orilla del mar. Roberto Bolaño es un rostro que emerge entre el follaje. ¿Quién es capaz de conseguir estas imágenes de los escritores? El fotógrafo argentino, radicado en Francia desde 1980, Daniel Mordzinski.
En el teatro Heredia, acompañado por el editor español Pere Sureda y el escritor peruano Iván Thays, en un encuentro moderado por el director de la revista Soho , Daniel Samper Ospina, Mordzinski fue la estrella de la velada en la penúltima jornada del Hay Festival de Literatura. Mostró un video con los originales retratos de narradores y poetas y se refirió al escritor como imagen.
Tímido, el fotógrafo, que lleva más de 30 años disimulado detrás de la cámara, contó que nunca olvidará un 17 de enero lluvioso en París. La llamada de un periodista -que luego reveló que fue Juan Cruz, escritor canario y editor del diario español El País - lo alertó sobre los funerales de Susan Sontag, a quien el fotógrafo argentino suponía sepultada días antes en Nueva York.
Hacia el cementerio de Père Lachaise partió el reportero-artista, pero las exequias eran en Montparnasse. Llegó a tiempo para comprobar que era el único fotógrafo en el lugar para retratar el último adiós "a la dama de la fotografía, la que mejor escribió sobre ello en el siglo XX", dijo.
Resolvió el dilema de "disparar o no disparar" con una simple pregunta: ¿qué hace un fotógrafo en estas circunstancias? La respuesta fue "fotos". Y quedaron retratados Annie Leibovitz, Salman Rushdie, Ian McEwan, Isabelle Huppert y Juan Cruz, entre otros escasos elegidos para despedir a Sontag. Contó Mordzinski que por aquellas fotos excepcionales recibió "obscenas propuestas de la prensa roja" que nunca aceptó. Y, nobleza obliga, las imágenes aparecieron en El País .
Una huella de verdad
Los retratos de Mordzinski tienen una esencia de verdad. Consigue capturar una mirada, una actitud, una huella que convierten esas imágenes en literatura y arte. Dice el fotógrafo que llegó a lo suyo por amor a la literatura.
Recientemente pasó casi un mes en Israel tomando fotos de los 40 escritores más relevantes de ese país, que será el invitado de honor en el Salón del Libro de París, por realizarse en marzo próximo. De la partida fue Amos Oz. Pero antes fueron José Saramago, Manuel Vázquez Montalbán, Jorge Amado, Gabriel García Márquez, Susan Sontag, Paul Auster, Martin Amis e Ian McEwan. Entre los escritores argentinos, ha fotografiado a Julio Cortázar, Ernesto Sabato, Jorge Luis Borges, Juan Gelman, Juan José Saer y Osvaldo Soriano, entre muchos otros.
En esta ocasión, aceptaron posar divertidos Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, acostados en una hamaca cartagenera como lagartos al sol.
Blanca Varela / Daniel Mordzinski
Halladas tres cajas con más de 3.000 negativos que un diplomático recibió en Francia en 1940. Los 127 rollos conservan imágenes de personajes y escenas de combate de la guerra civil española.
Texto de Juan Villoro, tomado del periodico.com
El Santo Grial de la fotografía. Así define Brian Wallis, director del Centro Internacional de Fotografía de Nueva York, las imágenes de la guerra civil española perdidas por Robert Capa en 1940. El Periódico de Catalunya y The New York Times publican hoy por primera vez algunas de estas instantáneas. El escritor Juan Villoro, colaborador de este diario, pudo ver este tesoro antes de que saliese de México y explica su historia.
Robert Capa aceptaba perder en el juego a cambio de ganar en el amor. Vivió con la intensidad de un apostador compulsivo. En 1954, a los 40 años, tomó en Vietnam su última fotografía y fue arrastrado por la metralla. Su excepcional trato con la fortuna había terminado. En esa carrera marcada por el peligro, salvar el pellejo nunca fue tan importante como salvar los negativos.
En 1940, tres cajas con 127 rollos de la guerra civil española llegaron a manos del general mexicano Francisco Javier Aguilar González, que era diplomático en Francia. No se sabe quién se las confió. México había dado asilo a los republicanos españoles y se aprestaba a recibir prófugos de la segunda guerra mundial. El general ayudaba a recuperar objetos perdidos en el naufragio de la historia. Alguien juzgó que debía hacerse cargo de los negativos tomados en España por Gerda Taro, David Seymour (Chim) y Robert Capa.Durante casi 70 años las cajas sufrieron los avatares del exilio. Los especialistas las dieron por perdidas. En el 2001 Richard Whelan publicó Robert Capa. The Definitive Collection. El archivo del fotógrafo parecía cerrado. Whelan murió a fines del 2007. Su correo electrónico tenía un mensaje que no llegó a leer. Provenía de México y lo enviaba la curadora y cineasta Trisha Ziff. Algo insólito había ocurrido: tras 70 años, más de 3.000 negativos, muchos de ellos de Capa, volvían a la luz.
EL LEGADO FOTOGRÁFICO
Para proteger su obra, Chim y Capa fundaron la Agencia Magnum en compañía de Cartier-Bresson. Tenían una clara idea de la conservación de negativos, pero no pudieron hallar los de la guerra civil.Chim viajó a México en el Sinaya para cubrir el desembarco de los refugiados españoles y Capa estuvo en el país en 1940. No se sabe si buscaron ahí las fotos de España o si hablaron del tema con su impresor, Emerico Weisz, quien vivía en México, casado con la pintora Leonora Carrington. "Mi hipótesis es que pensaron que eso se había perdido para siempre y dejaron de buscarlo", comenta Wallis. ¿Quién podía suponer que el tesoro se había salvado gracias al mexicano que domó un caballo para la hija del emperador japonés? Vi las cajas en compañía de Ziff, poco antes de que ella las llevara a Nueva York: un rollo dedicado a la Pasionaria, la perenne juventud de García Lorca, Barcelona en el fragor republicano."Aquí se narra la historia del exilio --comenta Ziff--. Estos negativos son refugiados; aparecieron en México por una razón política, el asilo que se dio a los perseguidos; por eso es tan importante que se haga una exhibición aquí". Wallis coincide: "México jugó un papel crucial en esta historia: fue el sitio de refugio para una Europa que se desgajaba; es muy importante que las fotografías se muestren en México y en España".André Friedmann, el inventor de sí mismo que se hizo llamar Robert Capa, llevó una legendaria vida breve: conquistó a Ingrid Bergman, saltó en paracaídas, viajó a Moscú con Steinbeck, bebió con Hemingway, amó a Gerda Taro y no se repuso de su temprana muerte.Entre los negativos hay pocas fotos íntimas. En una de ellas, Gerda duerme con el pijama de Capa. ¿En qué soñaba? La pregunta es ya incontestable. Queda el otro sueño, el de las fotos que se salvaron y hablan de la sinrazón de la guerra. Tres rebeldes murieron para transmitir ese mensaje.Sus imágenes no dejan de luchar.
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Serie Ganadora (2do Puesto) del concurso ETECOM 2007 organizado por Telefonica.