sábado, 25 de abril de 2009

Entrevista a Kim Phuc

© Nick Ut / 35mm / 1972

Argentina - 23 Abril 2009 .
Evangelina Himitian / LA NACION

Pasaron casi 37 años desde que se tomó la fotografía; sin embargo, la imagen, que cambió la percepción mundial de la guerra de Vietnam, aún conmueve. La niña de la foto es Kim Phuc, una vietnamita de 9 años que en 1972 intentaba escapar de las bombas incendiarias que los Estados Unidos lanzaron sobre la aldea de Trang Bang, a media hora de Saigón. En cuestión de segundos, el napalm de la bomba consumió la ropa de Kim y ella siguió corriendo, desnuda y horrorizada, junto con sus hermanos, para escapar del fuego. El próximo viernes, la niña de la foto, que hoy tiene 46 años y vive en Canadá, llegará a Buenos Aires para participar del quinto encuentro ecuménico de la Comunidad Renovada de Evangélicos y Católicos en el Espíritu Santo (Creces)

LA NACION dialogó telefónicamente Kim Phuc, que habló desde Toronto, donde dirige una fundación que trabaja con niños víctimas de guerras en todo el mundo. Durante una hora y media, Phuc contó cómo siguió su vida después de aquella foto, de las 17 operaciones que le practicaron y de las persecuciones que sufrió cuando el régimen comunista le prohibió estudiar para convertirla en el ícono propagandístico de la guerra.

También narró cómo logró escapar a Canadá y cómo se convirtió al cristianismo y pudo perdonar a quienes le causaron tanto daño. Su perdón quedó sometido a la prueba de fuego cuando tuvo que enfrentarse cara a cara con el oficial del ejército norteamericano que coordinó el bombardeo que destruyó a su familia y le cambió la vida.

¿Cómo se siente el napalm en la piel?
-Es terrible. Causa mucho dolor. El agua hierve a 100 grados, pero el napalm llega a 800 grados. Se mete por debajo de la piel y sigue quemando. No entiendo cómo pude sobrevivir. Nos habíamos refugiado en un templo, pero los soldados vieron los aviones sobrevolando y nos dijeron que teníamos que salir. Empezamos a correr y de repente vi alrededor de mí un resplandor, el fuego quemó toda mi ropa. Mi brazo estaba ardiendo e intenté apagarlo con mi otra mano. En ese instante pensé: "Nunca más voy a ser normal".

-¿Qué sintió por quienes bombardeaban su aldea?
-Odio. Quería encontrarlos, herirlos, matarlos. Ellos tenían que sufrir más que yo. El odio es en realidad el mayor enemigo que siembra la guerra. Toma todo tu cuerpo, como un cáncer. Cuando tenía 19 años me inscribí para estudiar medicina, pero el gobierno vietnamita descubrió que yo era la niña de la foto y me prohibió estudiar. Me obligaban a hacer entrevistas propagandísticas. Llegué a odiar mi vida. Diez años después, seguía siendo víctima de la guerra. Pero todo cambió el día en que conocí a Jesús y entendí sus palabras de que debemos amar a nuestros enemigos.
© Reuters / Kim Phuc con Nick Ut / 35mm /2009


-¿Se puede perdonar a quienes le causaron tanto dolor?
-Yo no podía. Pero el día que conocía a Jesucristo, dejé de preguntarme "¿Por qué a mí?" y comencé a obedecer su mandato: pude perdonar. Recuperé la esperanza y los sueños.

Texto Completo : LANACION

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