miércoles, 6 de junio de 2012

Colombia tierra de luz

El desplazamiento ocurre en silencio luego del grito. El habitante asentado debe huir de su terruño dejando atrás sus sembrados, animales y vivienda. Son expulsados por una fuerza centrífuga que ya no los quiere y que los repele. Llegan a ciudades o nuevos territorios donde no tienen qué, no tienen dónde. Buscan y buscan, algunos finalmente encuentran. Su refugio es un semáforo, un cambuche, una invasión en ladera. Otros enfrentan las fronteras continentales o del mar como límite. Quedarse, regresar o irse: esa es la cuestión. Pocos retornan a su lugar de origen y surtidor de felicidad.

El desplazamiento forzado en Colombia se constituye en uno de los problemas sociales y culturales más preocupantes y consecuencia directa del conflicto armado por más de cuatro décadas. Este se ha producido en su mayoría por el narcotráfico, la injusticia social y la inequidad en la tenencia de tierras. Los Derechos Humanos de las personas desplazadas se ven vulnerados de múltiples maneras y de forma constante por parte de los grupos armados al margen de la ley. Históricamente, las autoridades no les han brindado la ayuda necesaria en su proceso de adaptación a las nuevas condiciones ni ha generado estrategias para su regreso. La sociedad tampoco se ha pronunciado con contundencia a pesar de tantos años que ha existido el problema. Sin embargo, en la actualidad crece en el país un sentido de protección a estas personas a través de nuevas políticas de retorno y de movimientos sociales: la necesidad de actuar legal y moralmente hacia el posconflicto. 


De igual forma, las expresiones artísticas y culturales, como la fotografía y otras prácticas contemporáneas, pueden hacer la diferencia. El Arte y la estética tienen la capacidad de generar transformaciones en las emociones de las personas al activar su conciencia, sentar protestas, evidenciar momentos, producir sensaciones corporales y percibir los contrastes que la acción humana genera en los individuos, el territorio y el paisaje. La fotografía por ejemplo, permite dar testimonio del presente que vivimos y ser testigo de los problemas de la violencia, la desigualdad y las acciones contra el medio ambiente. Así como, proponer soluciones, emitir opiniones e imaginar nuevas realidades. Es la reflexión individual del fotógrafo que busca convertirse en conciencia colectiva.

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