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Debajo del asfalto y de los edificios, alejada de la banalidad pero a poca distancia de ella, nos espera La Tierra. Muchos salen a buscarla una vez al año, muy pocos viven en ella todos los días. Pero ya sea una visita corta o una convivencia permanente, ningún cuerpo ignora que este contacto con la tierra nos cura y nos estabiliza.
Es la tierra la que anula la oficina y las cuentas. Es la tierra la que saca de nuestras entrañas la belleza absoluta que creímos perdida, pero que permanece a través del tiempo.
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