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Cuando se dice que la virgen concibió del Espíritu Santo y tuvo a Jesús, no se piensa para nada en sus ovarios ni en su aparato genital. Es como si la virgen no tuviera vagina y desconociera las sensibilidades de la carne. Por tal circunstancia, Nelson consigue un efecto estrambótico y un asombro pecaminoso, cuando transforma la vulva en gruta de la virgen y también la usa como el sepulcro donde metieron a Cristo. Texto completo en la bitácora de N. Garrido.
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