Esta nota del Perú21 llama la atención: al ver la selección de fotos de los ilustres periodistas del periódico, la ridiculez es una virtud exclusivamente provinciana.
Lo oportuno es recordar que la ridiculez se puede considerar como una característica relativa. Pongámonos a preguntar lo que puede opinar un ciudadano de a pie de la oportunidad de poner un monumento al amor en pleno malecón de Miraflores. Una respuesta podría ser que la municipalidad de Miraflores se salva del ridículo al poder contratar el talento de Victor Delfín.
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