Una exposición recupera la obra de Matuschka, la ex top model y fotógrafa que enseñó el cáncer de mama al mundo (1991) El rostro sensual decorado por los finos labios colorados, la mirada enigmática, el cuerpo refinado envuelto en tejidos vaporosos. Todo en la imagen, también la luz y el encuadre, evoca ciertas convenciones de la fotografía publicitaria con modelo lánguida y de aire pensativo. Es, podría decirse incluso, una representación canónica de la belleza perfecta. Sólo que aquí a la perfección le falta un pecho. "Fue una foto que me tomó dos años hacer. Una foto muy planeada. No quería una imagen de documental, sino que pudiera ser elevada al nivel universal. Quería una foto que no fuera depresiva y fuera fuerte y también fashionable", explica ahora, 18 años después de publicar la imagen, la artista estadounidense Matuschka, autora de este hermoso autorretrato llamado Beauty Out Of Damage, que puede verse además de en la página que sigue en la muestra ¿Heroínas o víctimas? Mujeres que conviven con el cáncer.
«Con Beauty Out Of Damage' quería una imagen universal», cuenta. Y lo logró La foto consiguió esa universalidad. Beauty Out Of Damage es cualquier cosa menos una imagen cualquiera. Tiene historia. Aún más: es historia de la fotografía e incluso historia del cáncer. Se dice que Carol Spiro, presidenta de la Asociación Canadiense de Acción Contra el Cáncer de Mama, dijo de la foto: "Hizo más por el cáncer de mama que nadie en los últimos 25 años".
La historia de la instantánea arranca en 1991, cuando a Matuschka, una artista cuajada desde los setenta en la escena neoyorquina y conectada con los movimientos feministas, le es detectado un cáncer de mama que la obliga a someterse a una mastectomía. Perdido uno de los pechos, decide mantener fija la cámara en sí misma y en el cáncer y seguir sonriente. En sus fotografías, escribe en el catálogo de la exposición Rosalía Torrent, de la Universitat Jaume I de Castellón, está "toda la ironía del mundo". "Ella se convierte en Madonna o sirena, o muestra su cuerpo con toda su plenitud en poses que han estado destinadas para modelos publicitarias con los dos pechos. Con uno solo, Matuschka simplemente afirma y confirma que la medida de la belleza es, también, una convención", añade Torrent.
Es en 1993 cuando Matuschka conoce a Susan Ferara, periodista del New York Times Magazine, que lleva a su portada y con ello a otras muchas portadas la fotografía Beauty Out Of Damage. Matuschka fue nominada al premio Pullitzer. Aunque en 2003 la revista Life la eligió como una de las 100 fotografías que cambiaron el mundo, no todo fue fácil. No hay que olvidar que Estados Unidos es el país que en 2009 montó un escándalo planetario porque se le vio un pecho (o casi) a Janet Jackson en la Superbowl. Si enseñar un pecho está mal, ¿qué hay de enseñar un no-pecho? "Al principio hubo malas críticas cuenta la artista. Luego he recibido cartas, emails de mujeres de todo el mundo", explica.
La muestra reúne obras de fotógrafas que retratan su enfermedad ¿Qué fue, vista en perspectiva, aquella foto? ¿Un acto de feminismo radical, de reivindicación de la belleza por encima de convenciones? "Fue una combinación de una foto personal y una foto política", explica Matuschka". ¿Feminista? "Básicamente todo lo que beneficia a las mujeres beneficia también a los hombres. Es una foto humanitaria".
Ha pasado el tiempo por la mítica fotografía. Sigue teniendo significado, pero ha cambiado. "El impacto ahora es diferente, salvo para aquellos que no tienen edad para haberla visto entonces. En aquel momento, no se había hecho nada como esto y tuvo un impacto impresionante. Es como una película clásica. Se ha convertido en una foto icónica. Es un tributo. Y ahora tiene un significado diferente, porque ahora no pierdes necesariamente tu pecho". Aquí no caben eufemismos untuosos como "una larga enfermedad" o "una grave dolencia". Nada de eso. Hablamos de cáncer. Casi siempre de cáncer de mama, además. Una enfermedad que ataca no sólo la salud, sino también una parte de la anatomía que encarna como pocas el erotismo y la belleza del cuerpo de mujer.
Una parte del cuerpo, el pecho, que es símbolo del concepto mismo de maternidad. Para millones de mujeres, la línea de flotación de la autoestima. "En los álbumes familiares abundan las fotografías de gente sonriente. Es importante explorar otras zonas. Y fotografiar algo que nos permita conectar gente que sufre los mismos problemas", explica María Cobo, 31 años, fotógrafa y comisaria de la muestra, que también ha sufrido cáncer de mama. Ese ánimo de ayudar a uno mismo y a los demás es el que guía los trabajos expuestos en Málaga. En palabras de Carlos Canal, director de Fotomanías: "El miedo, el dolor, el sufrimiento añadido a la mutilación y la perdida de identidad se convierten en herramientas para crear, para sanar, para vivir". Ni víctimas ni heroínas La muestra recoge obras de Jo Spence (1934-1992), pionera de la fototerapia y feminista inglesa, que en su batalla contra el cáncer dejó un reguero de imágenes o textos antológicos. "No me veo como una heroína ni como una víctima, sino como una persona que lucha", escribió. En una de sus fotografías aparecen escritas, sobre su pecho herido, las palabras: "Propiedad de Jo Spence".
La ironía y el inevitable desgarro se entrecruzan y se enriquecen cuando la fotógrafa retrata su propio cuerpo y muestra las secuelas físicas de la enfermedad. Katharina Mouratidi trae desde Berlín 22 imágenes de mujeres mastectomizadas. La frontalidad de los encuadres y la nitidez de las imágenes subraya la naturalidad de unas mujeres sin más, no mujeres enfermas. "Se trata como dice Marío Cobo de desdibujar la línea que en la sociedad separa a los enfermos de los sanos". Y también para retirar el velo del estigma sirven los valientes autorretratos de Claudia Maccioni, las instantáneas de Raquel Tomás y otras más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario