El afán es redescubrir, quizás recordar. Son las primeras horas del día y el entorno se somete al frío limeño. Las casonas y quintas exhiben, sin resignación, sus paredes cochambrosas y descuidadas. Hace tiempo que nadie intenta documentar la historia que cada jirón, cuadra o calle, alrededor de estos barrios, guardan consigo. Poco a poco, el eterno y rechinante sonido de los vehículos que pasan, el apuro reflejado en los preocupados rostros del gentío, el sentido de decadencia, se apoderan del ambiente. Estamos en los Barrios Altos de Lima.
Fotos y texto: Marco Gamarra Galindo
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