La National Trust y la London School of Economics van a conservar para siempre el legado fotográfico del dramaturgo George Bernard Shaw, con la digitalización de 24.000 fotografías y negativos. Dos terceras partes de esas fotos son obra del propio escritor irlandés. En muchas de las otras aparece él, componiendo una curiosa figura de la vida privada de un intelectual.
“Las imágenes muestran un claro contraste entre la persona privada y la figura pública”, dice Fiona Hall, conservadora de la National Trust. “En las segundas, vemos a la persona seria y bien vestida apoyada en un bastón. Las primeras revelan una persona diferente, que va a la playa de picnic, y hasta imita las posturas de las esculturas más conocidas”. Pero como fotógrafo no se limitaba a disfrutar del momento. No tardó en adoptar con entusiasmo el color gracias al autocromo, y probarlo en distintos tipos de paisajes. La técnica patentada por los hermanos Lumière simplificaba el proceso de revelado, lo que era una ventaja para los fotógrafos aficionados como el escritor.
“Las imágenes muestran un claro contraste entre la persona privada y la figura pública”, dice Fiona Hall, conservadora de la National Trust. “En las segundas, vemos a la persona seria y bien vestida apoyada en un bastón. Las primeras revelan una persona diferente, que va a la playa de picnic, y hasta imita las posturas de las esculturas más conocidas”. Pero como fotógrafo no se limitaba a disfrutar del momento. No tardó en adoptar con entusiasmo el color gracias al autocromo, y probarlo en distintos tipos de paisajes. La técnica patentada por los hermanos Lumière simplificaba el proceso de revelado, lo que era una ventaja para los fotógrafos aficionados como el escritor.
“Siempre quise dibujar o pintar, ser un Miguel Ángel, no un Shakespeare. Pero no dibujaba tan bien y cuando aparecieron los platos secos (el proceso de gelatina) me compré una cámara y empecé a apretar el botón”. Y no paró hasta el final de su vida.
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