París (EFE). Una exposición fotográfica dedicada en París a Martín Chambi refleja la visión de ese artista indígena sobre la sociedad, la historia y el folclore del Perú más étnico en la primera mitad del siglo XX.
La muestra, que se inaugurará mañana y permanecerá abierta al público hasta el próximo 31 de marzo en la galería Vu, sirve de homenaje a ese conocido fotógrafo, testimonio del nacimiento de los movimientos en defensa de la causa indígena peruana desde una dimensión antropológica y artística.
Se trata de 28 fotografías positivadas por su nieto Téo Allain Chambi y por el fotógrafo español Juan Manuel Castro Prieto, quien también expone en esa galería hasta finales de marzo y que descubrió Perú en 1990 siguiendo los pasos del artista indígena.
Chambi (1891-1973) nació en una familia de campesinos en Coaza, situada en los Andes Centrales, y se inició en la fotografía al emigrar a los 17 años a la vecina Arequipa, donde además de ese arte conoció a la que sería su mujer y madre de sus cuatro hijos.
Pero fue realmente en Cuzco, antigua capital del Imperio Inca y en plena efervescencia cultural en 1920, donde apostó por esa pasión artística, creó su estudio y vio crecer su reputación al entrar en contacto con las esferas sociales más influyentes.
Al mismo tiempo mostró una atracción especial por los asuntos cotidianos y no dudó en plasmar la vida en el interior de las fábricas y de los hogares.
Apasionado por sus raíces indígenas y en busca de su identidad cultural, entre 1920 y 1950 se dedicó con intensidad a fotografiar las celebraciones y los paisajes incas, con lo que sedujo al movimiento indígena, que le ofreció un importante apoyo.
Así, según se puede leer en su página oficial, supo combinar con equilibrio el éxito comercial de la fotografía de estudio con su compromiso ideológico como “testigo militante” del nacimiento de los movimientos de defensa de la causa indígena.
Pero según destaca en un comunicado el comisario de la exhibición, Alejandro Castellote, presentarlo como paladín de la cultura ancestral de su país no debe ocultar “la grandeza de su obra, en la que reconcilia honestidad profesional y ambición artística”.
Su “magia”, tal y como añade en esa nota el Nobel de Literatura peruano Mario Vargas Llosa, “impregna su fotografía”, de la que se ofrece esta pequeña muestra en París, y “le distingue de los fotógrafos con los que los críticos han intentado compararle, desde August Sander (...) hasta Edward Weston, Ansel Adams, Irving Penn o incluso Abraham Guillen”.
La muestra, que se inaugurará mañana y permanecerá abierta al público hasta el próximo 31 de marzo en la galería Vu, sirve de homenaje a ese conocido fotógrafo, testimonio del nacimiento de los movimientos en defensa de la causa indígena peruana desde una dimensión antropológica y artística.
Se trata de 28 fotografías positivadas por su nieto Téo Allain Chambi y por el fotógrafo español Juan Manuel Castro Prieto, quien también expone en esa galería hasta finales de marzo y que descubrió Perú en 1990 siguiendo los pasos del artista indígena.
Chambi (1891-1973) nació en una familia de campesinos en Coaza, situada en los Andes Centrales, y se inició en la fotografía al emigrar a los 17 años a la vecina Arequipa, donde además de ese arte conoció a la que sería su mujer y madre de sus cuatro hijos.
Pero fue realmente en Cuzco, antigua capital del Imperio Inca y en plena efervescencia cultural en 1920, donde apostó por esa pasión artística, creó su estudio y vio crecer su reputación al entrar en contacto con las esferas sociales más influyentes.
Al mismo tiempo mostró una atracción especial por los asuntos cotidianos y no dudó en plasmar la vida en el interior de las fábricas y de los hogares.
Apasionado por sus raíces indígenas y en busca de su identidad cultural, entre 1920 y 1950 se dedicó con intensidad a fotografiar las celebraciones y los paisajes incas, con lo que sedujo al movimiento indígena, que le ofreció un importante apoyo.
Así, según se puede leer en su página oficial, supo combinar con equilibrio el éxito comercial de la fotografía de estudio con su compromiso ideológico como “testigo militante” del nacimiento de los movimientos de defensa de la causa indígena.
Pero según destaca en un comunicado el comisario de la exhibición, Alejandro Castellote, presentarlo como paladín de la cultura ancestral de su país no debe ocultar “la grandeza de su obra, en la que reconcilia honestidad profesional y ambición artística”.
Su “magia”, tal y como añade en esa nota el Nobel de Literatura peruano Mario Vargas Llosa, “impregna su fotografía”, de la que se ofrece esta pequeña muestra en París, y “le distingue de los fotógrafos con los que los críticos han intentado compararle, desde August Sander (...) hasta Edward Weston, Ansel Adams, Irving Penn o incluso Abraham Guillen”.
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