© Caretas / Autorretrato de Cueto en lo que antes era La Araña.
“Luis Felipe cocinaba la foto desde semanas antes”, cuenta Carlos Salinas, amigo y promotor, como parte de Taller 4, del concurso de fotografía que se organiza por quinta vez junto con el bar La Noche. “Mandaba a hacer los fondos, compraba una película especial para saturar los contrastes, cuidaba la iluminación, pensaba en el tipo de revelado, etcétera. No era que en el Photoshop arreglaba todo”. En los noventas el Photoshop era ciencia ficción y un clic duraba.....
Hola, me llamo Luis Felipe Cueto. Tú no me conoces. Soy fotógrafo. La musa interceptada aún ignoraba que era musa. Horas después no podía creer que se estaba calateando feliz frente al lente del desconocido pelucón, Shaggy para sus amigos (ver Scooby-Doo). Le era facilísimo, exclaman con admiración sus contemporáneos. Pero restringir la memoria de Luis Felipe Cueto a su pericia para desvestir féminas sería injusto. El entendimiento de su sensibilidad frente al cuerpo y piel de una mujer tal vez se vería iluminado en lugares como el café Trotamundos, en el Cusco, desde cuyas mesas uno puede ver la plaza y la catedral al medio, sentir el abrigo del fuego de la chimenea a la izquierda, y a la derecha el estremecimiento que da la espalda desnuda de Olenka Zimmerman, sentada al piano, blanco y negro, tamaño gigante. No se sabe cuál quema más.
“Luis Felipe cocinaba la foto desde semanas antes”, cuenta Carlos Salinas, amigo y promotor, como parte de Taller 4, del concurso de fotografía que se organiza por quinta vez junto con el bar La Noche. “Mandaba a hacer los fondos, compraba una película especial para saturar los contrastes, cuidaba la iluminación, pensaba en el tipo de revelado, etcétera. No era que en el Photoshop arreglaba todo”. En los noventas el Photoshop era ciencia ficción y un clic duraba.....
Texto Completo y Fotos en Caretas
1 comentario:
Esta bonita la Honda, mejor soy fotografo para manejarme una moto asi.
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